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2 de marzo de 2020

Las razones que han transformado una guerra comercial en una batalla tecnológica

Los expertos creen que el veto a Huawei responde al temor de EE UU a dejar de ser el referente económico.

Trump inició una guerra comercial contra China, a la que acusa de todos los males que sufren los estadounidenses. El mal se llamaba déficit comercial.

Desde principios del 2000, la primera economía del mundo sufrió un proceso de deslocalización industrial sin precedentes que le llevó a pasar de ser exportador a importador y a depender de China, la gran fábrica del mundo.

Pero debajo de esa guerra comercial ha surgido la guerra tecnológica por el control de la información, en la que EEUU ha encontrado más aliados.

Fernando Fernández, profesor de Economía del IE Business School, cree que el problema es la transformación tan rápida que ha sufrido China en los últimos veinte años. «Trump tiene tiene una obsesión enfermiza con el déficit comercial con China”.

Veto a Huawei

En mayo de 2019 Donald Trump firmó una orden ejecutiva para prohibir que Huawei vendiera sus productos en territorio estadounidense y que cualquier empresa de EEUU hiciera las veces de proveedor para el gigante chino.

El presidente estadounidense hizo uso de una ley que le permite regular el comercio y prohibir la venta de bienes y servicios en territorio siempre que represente «un riesgo inaceptable» para la seguridad nacional.

En esa decisión peligrosa de vetar a un fabricante ha tenido mucho que ver el papel preponderante de la industria tecnológica de China.

Un ejemplo muy ilustrativo es el caso de la telefonía movil, en la que los tres mayores fabricantes son asiáticos.

Una concentración similar a la acumulada por los cuatro gigantes estadounidenses (Google, Apple, Facebook y Amazon) en la industria de la tecnología de la información.

“Esas empresas están adquiriendo un dominio incuestionable desde el ámbito empresarial y los gobiernos se ven con dificultades para regularlas.”, precisó Santiago Carbó, Director de Estudios Financieros de Funcas.

Y en medio de EEUU y China aparece Europa, que es uno de los principales consumidores de bienes y servicios del mundo, pero en la relevancia de la industria es tan reducida que apenas puede competir con otros bloques económicos.

Al margen del poder acumulado por esas empresas, la opacidad para declarar impuestos en los países donde tienen actividades ha llevado a las autoridades a crear nuevos impuestos con el fin de que tributen de forma adecuada.

Una iniciativa que fue rechazada por los cuatro ponentes por distintas razones. “La fijación de impuestos a las tecnológicas no va a resolver nada”, recalcó Pérez, en alusión a la denominada tasa Google, que grava los servicios digitales de los operadores en suelo europeo.

Artículo completo: El País